¿Cómo escoger tu plato de ducha?
Lo primero a la hora de escoger un plato de ducha es tener en cuenta ciertas cosas que nos harán decantarnos por uno u otro. Lo que debemos preguntarnos es: ¿Qué tipo de baño tengo? ¿Es grande o pequeño? ¿Con qué tipo de espacio cuento? El espacio del que se dispone es lo principal a la hora de buscar un plato de ducha. Lo siguiente a tener en cuenta es tener bien claro que se busca, si queremos un plato de ducha con más resistencia, más durabilidad, la facilidad a la hora de limpiar. Otro factor a tener en cuenta es el presupuesto con el que se cuenta, los acabados o ideas de diseño del baño.
Si por el contrario tienes dudas sobre si poner un plato de ducha o una bañera, te diremos unos datos que igual te hacen decantarte por el plato de ducha, ya que cuenta con unas ventajas que no tiene una bañera. Por ejemplo el ahorro en el consumo del agua, el aprovechamiento del espacio, cuenta con una mejor accesibilidad y tiene una variedad más amplia de diseños, materiales y texturas.
Una vez ya tenemos claras todas esas cuestiones más personales, vamos a ver que tipo de platos de ducha podemos encontrarnos en el mercado. Dependiendo de las medidas podemos decantarnos por unos u otros:
Si queremos un plato de ducha cuadrado las medidas estándar son: 70x70, 80x80, 90x90 y 100x100.
Si queremos un plato de ducha semicircular o angular tienen unas medidas de: 75x75, 80x80, 90x90 y 100x100.
Si queremos un plato de ducha rectangular las medidas más utilizadas son: 70x90, 70x100 y 70x120.
Además, si estas medidas no entran dentro de nuestras opciones tenemos la opción de realizar el plato de ducha a medida o de obra. De esta manera, tendremos total libertad a la hora de escoger el material, el color y los acabados. Lo único que hay que saber es que las medidas mínimas son 70x70. Más adelante os daremos más información sobre este tipo de plato de ducha.
Ahora vamos a adentrarnos en los tipos de materiales con los que puede estar hecho nuestro futuro plato de ducha y sus características:
- De piedra natural:
Los platos de ducha de piedra natural son muy resistentes y duraderos, pueden estar compuestos de pizarra, mármol o granito. Son cálidos al tacto, fáciles de limpiar, elegantes y previenen de forma eficaz los posibles resbalones. Lo único malo que podríamos decir de este material es que son más sensibles a los golpes.
- De resina y cargas minerales:
Su composición, que combina resina y mármol, hace que sean extraplanos; llegando a tener un grosor de alrededor 3 cm. Son cálidos al tacto, resistente a los golpes. Tienen una gran dureza y durabilidad. Los hay de muchos acabados y texturas, antideslizantes, accesibles y de acabados inalterables. Fáciles de limpiar aunque hay ciertos productos de limpieza que son abrasivos con ellos. Antibacteriana, antifúngico, impermeable y antideslizante.
- De Cerámica:
Están fabricados con arcilla, feldespato y arenas silíceas. Son la solución más económica, tienen una gran resistencia a los productos químicos, pero son bastante frágiles y pesados a la hora de su instalación.
- Acrílicos:
Compuestos por una capa externa acrílica y otra interna de fibra de vidrio o poliuretano. Ofrece una mayor resistencia a los golpes y mayor superficie antideslizante. Es el material que pesa menos, lo que facilita su instalación.
- Platos de ducha de Porcelana:
Es una apuesta segura a la durabilidad, la vida de uso de estos platos de ducha puede alcanzar hasta los 30 años. Además de ser muy fáciles de limpiar y dado que están fabricados del mismo material que los lavabos e inodoros, su instalación permitirá mantener un estilo unificado en toda la estancia. Este tipo de material no cuenta con una superficie adherente, por lo que sería recomendable colocar una esterilla o tarima encima para evitar posibles resbalones.